Ética para Amador: Dennise Evarsti


Introducción

La ética es aquella ciencia, que estudia las cosas por sus causas, de lo universal y necesario, que se dedica al estudio de los actos humanos. Pero aquellos que se realizan tanto por la voluntad y libertad absoluta, de la persona. La ética, versa sobre el acto bien o mal realizado, por lo mismo, si una persona actúa incorrectamente, pero lo hizo bajo presión o en ausencia de libertad, para escoger, no se puede hablar de un acto humano incorrecto.

En el presente informe se tratará sobre el libro: Ética para amador, en el cual se expondrá una síntesis y análisis por cada capítulo de esté. El tema principal de este libro es la famosa, ya mencionada ética, además plantea conceptos sobre la moral y sobre la filosofía de la vida, de cómo llegar a la “buena vida”, el cual es el tema principal al que se refiere el autor en todo el libro.

Por lo cual la importancia de este trabajo recae en el hecho de que la ética nos ayuda a vivir la “buena vida”, siendo capaz de tomar cada uno nuestras propias decisiones, aprendiendo a vivir con otros seres humanos a los cuales debemos respetar y amar.

Objetivos:
Analizar y sintetizar el contenido del texto, emitiendo una conclusión personal respecto a la propuesta argumentativa de esté.
Comprender mejor la Ética y moral, ampliando la información y aplicándola a la vida diaria


Síntesis


Capítulo 1: De qué va la Ética
Existen cosas que uno quiere y puede aprender y otras que no, la elección es a voluntad, como nadie es capaz de saberlo todo, no hay más remedio que aceptar lo que ignoramos. Se puede vivir sin conocimientos, de muchos modos, pero hay modos que no dejan vivir. Existen cosas que nos convienen y otras que no, en el sentido de que si es que queremos seguir viviendo, y como preferimos vivir, y eso nos conviene, le solemos llamar “bueno”, ya que nos sienta bien, y en cambio a lo que nos sienta mal, le llamamos “malo”, o sea lo que no nos conviene. Hay ciertas cosas que nos pueden convenir, pero que también en un sentido no nos convienen, como por ejemplo la mentira, es “mala” pero a veces conviene y pareciera resultar buena. Hay circunstancias en que lo malo parece a veces más o menos bueno, y lo bueno tiene en ocasiones apariencia de malo.
Lo de saber vivir no resulta tan fácil, porque hay diversos criterios opuestos respecto a que debemos hacer. En cuanto a la seguridad en la vida tenemos que, si uno quiere una vida emocionante es mejor dedicarse a manejar coches de fórmula uno o a hacer alpinismo, y si uno quiere una vida más segura mejor dedicarse a arrendar videos de la esquina. Algunos piensan que saber vivir, es vivir para los demás, y otros piensan en lograr que los demás vivan para uno. También tenemos que algunas personas piensan que el dinero hace la felicidad, lo es todo, y los opuestos recalcan que el dinero no sirve sin salud, tiempo libre, afecto o serenidad de ánimo. Con respecto a la salud, renunciar al tabaco y al alcohol es alargar la vida, la respuesta de los fumadores y alcohólicos fue que con tales privaciones desde luego se les haría mas larga la vida. Lo único en lo que se está de acuerdo es en que no estamos de acuerdo con todos, pero hay un punto común, que cada uno elige lo que quiere hacer con su vida. Si nuestra vida fuera determinada y fatal no habría sentido de todas estas discusiones.
Los seres humanos si tienen que cumplir con un deber, tienen la posibilidad de elegir si realizarlo o no, tiene la posibilidad de negarse, en cambio los animales están programados por la naturaleza y no tienen la opción de elegir ante un deber. Los humanos son libres, por eso cuando cumple un deber admiramos su valor; a pesar de que los hombres también están programados por la naturaleza, la cultura lo determina para poder optar, sin duda con los hombres nunca se puede estar seguro de todo, mientras que con los animales o con otros seres naturales sí. Por mucha programación biológica o cultural que tengamos, los humanos siempre podremos optar finalmente por algo que no esté en el programa, podemos elegir, para esto existen varios caminos a seguir.
A esto, el autor se quería referir con libertad, es cierto que no podemos hacer cualquier cosa, pero también es cierto que no estamos obligados a querer hacer una sola cosa. Dos aclaraciones con respecto a libertad: primero, no somos libres de elegir lo que nos pasa, sino libres para responder a lo que nos pasa, de tal o cual modo. Segundo, hay cosas que dependen de la voluntad, y eso es ser libre, pero no todo depende de mi voluntad, eso seria omnipotente.
Las personas tienen muchas ideas de lo que limita su libertad, que de la libertad misma, pero la verdad es que nadie cree que no es libre del todo. Pues la voluntad de elegir algo ya nos hace libre.
En resumen, a diferencia de otros seres vivos, los humanos podemos inventar y elegir en parte nuestra forma de vida; optar por lo que nos parece bueno y conveniente, frente a lo malo e inconveniente. Podemos equivocarnos, pero se puede evitar fijándonos en lo que hacemos, y debemos procurar adquirir un cierto saber vivir, que nos permita acertar, y esto es a lo que le llamamos Ética.

Capítulo 2: Órdenes, costumbres y caprichos
¿Hacemos siempre lo que queremos?, no tanto, a veces las circunstancias nos imponen elegir entre dos opciones, hay ocasiones en que elegimos aunque preferiríamos no tener que elegir, pero finalmente optamos por lo que se cree mas conveniente.
La mayoría de nuestros actos los hacemos casi automáticamente, sin darle demasiadas vueltas al asunto, ejemplo: “en la mañana al irse al colegio”, se actúa de una manera rutinaria, intuitiva, sin plantearse muchos problemas, siendo que esto es más cómodo y eficaz, dar demasiadas vueltas paraliza.
¿Por qué eh hecho lo que hice?, para esta respuesta existe un “motivo”, que es la razón que se tiene o lo que se cree tener para hacer algo, la explicación más aceptable de tu conducta cuando reflexionas un poco sobre ello, o sea la mejor respuesta que se te ocurre a la pregunta ¿porqué hago eso?. Tenemos 4 tipos de motivos. El primero, es el que te mandan, o sea las “órdenes”. El segundo, es cuando sueles hacer ese mismo gesto y repite sin pensar o también ves gente que se comporta así habitualmente, o sea las “costumbres”. Tercero, otro motivo parece ser la ausencia de motivo, lo que te apetece sin más por la pura gana, los “caprichos”, ejemplo: patear una lata. Cuarto motivo de las “funciones”, estas inducen a aquellos gestos que haces como puro y directo instrumento para conseguir algo, ejemplo: utilizar una taza para tomar café con leche.
Cada motivo inclina la conducta en tal dirección, explica más menos la preferencia por hacer lo que haces frente a otras muchas cosas que se podrían hacer. ¿De qué modo y con cuánta fuerza obliga a actuar cada una?, porque no todos tienen el mismo peso en cada ocasión y cada motivo te condiciona a su modo.
Las órdenes sacan su fuerza del miedo por consecuencias a represalias, también puede ser por el afecto y confianza que se le tiene a la persona que ordena, o por pensar que esto es por su bien, además puede ser por esperar un tipo de recompensa, si cumples con lo que es debido. Las costumbres vienen más bien de la comodidad de seguir la rutina en ciertas ocasiones y también por obediencia a cierto tipo de órdenes ya que son costumbres y no se quieren romper. Las órdenes y las costumbres tienen en común que vienen de fuera, se imponen sin pedir permiso; en cambio los caprichos te salen de dentro, brotan espontáneamente. Si se preguntase con cual se siente mas libre, se diría con el capricho porque es una cosa más personal y que no depende de nadie más que de ti. El capricho también puede darse por imitar a alguien o simplemente por desobedecer.
En circunstancias normales puede bastar con hacer lo que le mandan a uno, pero a veces lo mas prudente es plantearse hasta que punto resulta aconsejable obedecer.

Capítulo 3: Haz lo que quieras
En el capitulo anterior se decía que la mayoría de las cosas las hacemos porque nos las mandan, porque estamos acostumbrados a hacerlas así, porque son un medio para conseguir lo que queremos, o sencillamente porque nos da la gana o el capricho de hacerlas así, sin más ni más. Pero resulta que en ocasiones importantes o cuando nos tomamos espacio, todas estas motivaciones concientes resultan insatisfactorias. Todo este asunto tiene que ver con la libertad, que es del que se ocupa la ética. Libertad es decidir, pero también darse cuenta de que se está decidiendo, lo más opuesto a dejarse llevar, para que esto no ocurra es mejor pensar dos veces lo que se va hacer. Primero, pensar el motivo de la acción, la respuesta a la pregunta ¿por qué hago esto? Segundo, cuestiono porque debo hacerlo, porque sigo las órdenes.

Lo mismo sucede con las costumbres, sino pienso lo que hago más de una vez, quizá no basta la respuesta de que actúo así “porque es costumbre”, pero ¿por qué se debe hacer lo mismo siempre?, porque es seguir la costumbre, y es mejor, más fácil no hacer lo que se quiere.
En resumen, puede haber órdenes, costumbres o caprichos que sean motivos adecuados para obrar, pero en otros casos no tiene porque se así, nunca una acción es buena sólo por ser una orden, una costumbre o un capricho. Al ser niños somos dependientes de otro, por lo tanto seguimos sin cuestionar estas órdenes, costumbres o caprichos; en cambio al hacerse adulto igual se nos imponen queramos o no las órdenes, costumbres y caprichos, pero tendremos que aprender a elegir nosotros mismos, pensando dos veces o las que sea necesario antes de actuar.
Moral es el conjunto de comportamientos y normas que solemos aceptar como validos. Ética, es la reflexión sobre por qué los consideramos válidos y la comparación con otras morales, que tienen personas diferentes. El autor afirma que usará la palabra indistintamente, siempre como arte de vivir.
Las palabras “bueno y malo”, no sólo se aplican a comportamientos morales, ni siquiera sólo a personas, sino también sirven como calificativo del funcionamiento de algo o alguien, ejemplo: Raúl, es un futbolista bueno.
Una definición de hombre bueno nos resolvería todos los problemas que se han planteado en los capítulos anteriores, pero no es tan fácil definirlo, las opiniones con respecto a si un hombre es bueno o malo varían mucho, no es como definir un objeto si es bueno o malo por su función. No resulta sencillo, porque no sabemos para qué sirven; no hay un único reglamento para ser buen humano, ni el hombre es instrumento funcional, para conseguir nada. Para poder determinar si un hombre es bueno o malo, habría que estudiar las circunstancias de cada caso, y también las intenciones que mueven a cada persona.

Capítulo 4: Date la buena vida
Ética tiene como consigna: Haz lo que quieras, con esto se pretende decir que se tiene que plantear todo el asunto desde uno mismo, desde el fuero interno de la voluntad, no preguntarle a nadie qué es lo que se debe hacer con nuestra vida, sino preguntártelo a ti mismo. Haz lo que quieras, tiene una pequeña contradicción, ya que al decir esta frase se está ordenando que lo hagas, y eso no es libertad, si la cumples la desobedeces (porque no haces lo que quieres, sino lo que se te ordeno). Esta aparente contradicción que encierra la frase, es un reflejo del problema esencial de la libertad misma: a saber, de que somos libres de no ser libres, que no tenemos más remedio que serlo; o sea que estamos condenados a la libertad, porque aunque no queramos siempre nos veremos influenciados por nuestras preferencia y eso nos hace libres de una u otra forma. No confundir el haz lo que quieras con los caprichos, una cosa es que “hagas lo que quieras” y otra muy distinta es que “hagas lo primero que se te venga en gana”. A veces los hombres desean cosas contradictorias que entran en conflicto unas con otras, es importante ser capaz de establecer prioridades y de imponer una cierta jerarquía, entre lo que de pronto me apetece y lo que en el fondo, a la larga, quiero. Sin duda apetecen muchas cosas y hasta contradictorias, pero viendo un sentido global de respuesta, lo mejor es decir que lo que se quiere es “darse la buena vida”. Por lo cual la ética no es más que el intento racional de averiguar cómo vivir mejor. La buena vida humana, es buena vida entre seres humanos, o de lo contrario, puede que sea vida, pero no será ni buena ni humana.

El hombre no es sólo una realidad biológica, sino también una realidad cultural. No hay humanidad sin un aprendizaje cultural, la base de toda cultura es el lenguaje. El mundo en el que vivimos es un mundo lingüístico, sin este lenguaje seríamos incapaces de comunicarnos, pero nadie puede aprender a hablar por sí solo, porque el lenguaje no es una función natural y biológica del hombre, sino una creación cultural que heredamos y aprendemos de otros hombres. Hay otras formas de demostrar que nos reconocemos como humanos, como estilos de respeto y de miramientos humanizadotes que tenemos unos para otros. Para que los demás puedan hacerme humano, tengo yo que hacerles humano a ellos; por eso darse la buena vida no puede ser algo muy distinto a fin de cuentas de “dar la buena vida”.

Capítulo 5: ¡Despierta, Baby!
Está bastante claro lo que se quiere, pero no se está tanto en qué consiste eso de la buena vida, y es que querer la buena vida no es un querer cualquiera. Hay personas que quieren cada vez más dinero, pero la verdad es que al tener cosas, estás también nos tienen a nosotros en contrapartida, lo que poseemos nos posee. Ejemplo: al tener cosas materiales en las manos, y al querer rascarse, no se pueden realizar ambas cosas al mismo tiempo, por eso se dice que las cosas que poseemos nos poseen. Pero como no somos puras cosas, necesitamos cosas que las cosas no tienen.
Como somos personas debemos ofrecer a otras personas tratarlas como tales y no como cosas, con esto estoy haciendo posible que me devuelvan lo que sólo una persona puede darle a otra. Así defendemos por lo menos nuestro derecho, a no ser cosas para los otros, un mundo donde las personas se traten bien, ese mundo sería el único en que de veras se puede vivir bien.

Ninguna buena vida puede prescindir de las cosas, pero aún menos puede dejar se serlo sin personas. A las cosas hay que tratarlas como cosas, y a las personas como personas, de este modo las cosas nos ayudarán en muchos aspectos y las personas en lo fundamental, que ninguna cosa puede suplir, el de ser humanos. Por eso para la buena vida debemos prestar atención, tener disposición a reflexionar sobre lo que se hace, y a intentar precisar lo mejor posible el sentido de esa buena vida que queremos vivir. La primera e indispensable condición ética es la de estar decidido a no vivir de cualquier modo, estar convencido de que no todo da igual aunque nuestro fin sea la muerte.

Capítulo 6: Aparece Pepito grillo
La única obligación que tenemos en esta vida es no ser imbéciles, el imbécil es el que necesita bastón para caminar, pero no ese bastón que sirve para sostenerse, ya que el imbécil cojea no de los pies, sino del ánimo. Hay imbéciles de varios modelos:
a) El que cree que no quiere nada, que todo le da igual, vive en un perpetuo bostezo.
b) El que cree que lo quiere todo, lo primero y lo contrario de lo que se le presenta.
c) El que no sabe lo que quiere ni se molesta en averiguarlo, imita a otros, conformista sin reflexión o rebelde sin causa.
d) El que sabe qué quiere y sabe lo que quiere, y más o menos sabe por qué lo quiere, pero lo quiere con miedo o con poca fuerza, lo deja para mañana.
e) El que quiere con fuerza y ferocidad, sin embargo se ha engañado a sí mismo sobre lo que es la realidad, confunde la buena vida con lo que le hará polvo.
Todos estos tipos de imbécil necesitan bastón, es decir necesitan apoyarse en cosas de fuera, ajenas, que no tienen nada que ver con la libertad y la reflexión propia. Suelen terminar mal, nunca logran vivir la buena vida, los síntomas de imbecilidad los solemos tener casi todos. No confundir lo que a menudo se le llama ser imbécil (ej. No entender algo) a la imbecilidad a la que se refiere la moral, es decir para la buena vida. Lo contrario de no ser moralmente imbécil es tener conciencia, las personas con conciencia desde pequeñas tienen un buen “oído” para la ética, esta se puede desarrollar con la práctica. Fundamentalmente en los siguientes rasgos, consiste esa conciencia que nos curará de la imbecilidad moral:
a) Saber que no todo da igual, porque queremos vivir humanamente bien.
b) Estar dispuestos a fijarnos en si lo que hacemos es en verdad lo que queremos.
c) A base de práctica, ir desarrollando el buen gusto moral, para que haya cosas que espontáneamente nos repugne hacer.
d) Renunciar a disimular que somos libres, hacerse responsable de las consecuencias de nuestros actos.
Los humanos necesitamos para vivir bien, algo que sólo los otros humanos pueden darnos si nos lo ganamos, pero que es imposible de robar por la fuerza o los engaños. Sólo deberíamos llamar egoísta consecuente al que sabe de verdad lo que le conviene para vivir bien y se esfuerza por conseguirlo. El que se harta de todo lo que le sienta mal, en el fondo quisiera ser egoísta pero no sabe como, pertenece al gremio de los imbéciles y habría que recetarle un poco de conciencia para que se amase mejor a sí mismo, porque el pobrecillo cree que se ama a sí mismo pero se fija tan poco en lo que de veras le conviene que termina portándose como si fuese su peor enemigo.
Uno puede lamentar haber obrado mal aunque esté razonablemente seguro de que nada ni nadie va a tomar represalias contra él. Y es que, al actuar mal y darnos cuenta de ello, comprendemos que ya estamos siendo castigados, que nos hemos estropeado a nosotros mismos voluntariamente. No hay peor castigo que darse cuenta de que uno está boicoteando con sus actos lo que en realidad quiere ser. Los remordimientos vienen de nuestra libertad, sino fuésemos libres, no podríamos sentirnos culpables de nada y evitaríamos los remordimientos. Por eso, cuando sabemos que hemos hecho algo vergonzoso, procuramos asegurar que no tuvimos otro remedio que obrar así, que no pudimos elegir. Preferimos confesarnos esclavos de las circunstancias cuando nuestros actos no son precisamente gloriosos. De lo que se trata es de tomarse en serio la libertad, o sea de ser responsable, y lo serio de la libertad es que tiene efectos indudables, que no se pueden borrar a conveniencia una vez producidos. De modo que lo que llamamos remordimiento no es más que el descontento que sentimos con nosotros mismos cuando hemos empleado mal la libertad, es decir, cuando la hemos utilizado en contradicción con lo que de veras queremos como seres humanos; y ser responsable es saberse auténticamente libre, para bien y para mal, apechugar con las consecuencias de lo que hemos hecho, enmendar lo malo que pueda enmendarse y aprovechar al máximo lo bueno. Todos los que quieren dimitir de su responsabilidad creen en lo irresistible, aquello que avasalla sin remedio, ejemplo apetito, droga, etc., en cuanto aparece lo irresistible, deja uno de ser libre y se convierte en marioneta a la que no se le deben pedir cuentas. El tipo responsable es conciente de lo real de su libertad, responsabilidad es saber que cada uno de mis actos me va construyendo, me va definiendo, me va inventando, al elegir lo que quiero hacer voy transformándome poco a poco. Todas mis decisiones dejan huella en mí mismo antes de dejarla en el mundo que me rodea, si obro bien cada vez me será más difícil obrar mal.

Capítulo 7: Ponte en su lugar
Lo que hace humana a la vida es el trascurrir en compañía de humanos. Lo que a la ética le interesa, lo que constituye su especialidad, es cómo vivir bien la vida humana. Si uno no tienen ni una idea de ética lo que pierde o malgasta es lo humano de su vida.

Por muy semejantes que sean los hombres, no está claro de antemano cuál sea la mejor manera de comportarse ante ellos. Tomarles la delantera y tratarlos como enemigos, no es muy conveniente, ya que no se debe olvidar que tratar con ellos es lo más importante, ya que su humanidad coincide con la mía y la refuerza; sin ellos podría vivir quizá, pero no vivir humanamente. Ningún otro ser, puede darme tanto como otro ser humano, incluso aunque sea un humano un poco antipático. Aunque existe gente que obra mal, no se supone que por eso se debe favorecer ciertas conductas; hay que tener claras dos cosas: primero, que quien roba, miente, etc., de cualquier modo, no por ello deja de ser humano, aunque se comporten de manera poco recomendable. Segundo, una de las características principales es nuestra capacidad de imitación, la mayor parte de nuestro comportamiento y gustos los copiamos de los demás.
A los que solemos llamar malos, sí se comportan de manera hostil y despiadada con sus semejantes, es porque sienten miedo o soledad, o porque carecen de cosas necesarias que otros muchos poseen, o quizá por padecer la mayor desgracia de todas, la de verse tratados sin amor ni respeto. No se conoce gente que sea mala de puro feliz, si cuanto más feliz y alegre se siente alguien, menos ganas tendrá de ser malo. La mayor ventaja que podemos obtener de nuestros semejantes no es la posesión de más cosas, sino la complicidad y afecto de más seres libres, es decir la ampliación y refuerzo de mi humanidad. ¡El primer perjudicado cuando intento perjudicar a mi semejante soy precisamente yo mismo!
Entonces ¿En qué consiste tratar a las personas como a personas, es decir, humanamente? Consiste en que se intente poner en su lugar de ellos, reconocer a alguien como semejante implica sobre todo la posibilidad de comprenderle desde dentro, de adoptar por un momento su propio punto de vista. Si no admitiéramos que existe algo fundamentalmente igual entre nosotros, no podríamos cruzar ni palabra, es decir, tener conciencia de mi humanidad consiste en darme cuenta de que, pese a todas las muy reales diferencias entre los individuos, estoy también en cierto modo dentro de cada uno de mis semejantes. Ponerse en el lugar del otro es algo más que el comienzo de toda comunicación simbólica con él, se trata de tomar en cuenta sus derechos, y cuando los derechos faltan hay que comprender sus razones, en una palabra es tomarle en serio, considerarle tan plenamente real como a ti mismo.
No hay nada malo en que se tengan propios intereses, ni tampoco que se deba renunciar a ellos siempre para dar prioridad a tus vecinos. La palabra interés, es lo que está entre varios, lo que pone en relación a varios, o sea que te pone en contacto con otras realidades. De modo que todos los intereses que se puedan tener son relativos, salvo un interés, el único interés absoluto: el interés de dar y recibir el trato de humanidad, sin el que no puede haber buena vida. Nada puede ser tan interesante como ponerte en el lugar de aquellos con los que tu interés te relaciona, se trata de sentir simpatía por el otro y reconocer que estamos hechos de la misma pasta; hacer esto no es darle la razón en todo, ni tampoco ser idéntico a él. Este es el primer derecho humano, el de no ser fotocopia del otro. Gran parte del difícil arte de ponerse en el lugar del prójimo tiene que ver con eso que desde muy antiguo se llama justicia; la virtud de la justicia, la habilidad y el esfuerzo que debemos hacer cada uno, si queremos vivir bien, por entender lo que nuestros semejantes pueden esperar de nosotros. Para entender del todo lo que el otro puede esperar de ti no hay más remedio que amarle un poco, aunque no sea más que amarle sólo porque también es humano.


Capítulo 8: Tanto gusto
No sólo tenemos un cuerpo, sino que somos un cuerpo, sin cuya satisfacción y bienestar no hay vida buena que valga. Para algunos muchos la inmoralidad tiene que ver siempre con algo relacionado a lo sexual. El que se avergüenza de las capacidades gozosas de su cuerpo es tan bobo como el que se avergüenza por haberse aprendido las tablas de multiplicar. Desde luego la función importante del sexo es la procreación, pero la experiencia sexual no puede limitarse simplemente a la función procreadora, como en los animales, en los hombres produce muchos otros efectos. Lo que agazapa en toda esa obsesión de la inmoralidad sexual no es ni más ni menos que unos de los más viejos temores sociales del hombre: el miedo al placer. El placer nos distrae a veces más de la cuenta, cosa que puede resultarnos fatal, por eso los placeres se han visto siempre acosados por tabúes y restricciones, se trata de precauciones sociales. ¡Pero nada es malo sólo por el hecho de que te dé gusto hacerlo! Los puritanos, son personas que tienen tanto miedo a que el placer les resulte irresistible y que se conviertan en calumniadores profesionales del placer, estas personas sostienen que siempre tiene más mérito sufrir que gozar, también cree que cuando uno vive bien tiene que pasarlo mal, por supuesto los puritanos se consideran la gente más moral del mundo. Pero es más decente y más moral un sinvergüenza corriente que el puritano oficial. El puritanismo es la actitud más opuesta a la ética. Lo bueno es usar los placeres, pero se debe tener siempre cierto control sobre ellos, que no les permita revolverse contra el resto de lo que forma tu experiencia personal. El placer es agradable pero tiene una fastidiosa tendencia a lo excluyente, si te entregas a él con demasiada generosidad es capaz de irte dejando sin nada con el pretexto de hacértelo pasar bien, no abusar de ellos, sino te irá empobreciendo la vida perdiendo el interés por ella y sólo viviendo por el placer.

La ética consiste en apostar a favor de que la vida valga la pena, ya que hasta las penas de la vida valen la pena, porque a través de ellas podemos alcanzar los placeres de la vida. Pero ¿cuál es la mayor gratificación que puede darnos algo en la vida? La respuesta es que lo máximo que podemos obtener sea de lo que sea es alegría. Todo cuanto lleva a la alegría tiene justificación, y todo lo que nos aleja sin remedio de la alegría es un camino equivocado.
¿Qué es alegría? Es un sí espontáneo a la vida que nos brota de dentro, a veces cuando menos lo esperamos, un sí a lo que sentimos ser. Quien tiene alegría ya ha recibido el premio máximo y no echa de menos nada; quien no tiene alegría es un miserable que carece de lo más importante. El placer es estupendo y deseable cuando sabemos ponerlo al servicio de la alegría, pero no cuando la enturbia o la compromete. El límite negativo del placer no es el dolor, ni siquiera la muerte, sino la alegría, en cuanto empezamos a perderla por determinado deleite, seguro que estamos disfrutando con lo que nos conviene. Y es que la alegría es la experiencia que definitivamente acepta el placer y el dolor, la muerte y la vida.
Templanza, el arte de poner el placer al servicio de la alegría, virtud que no cae del gusto en el disgusto. Hoy no está muy de moda, se la quiere sustituir por la abstinencia radical. La templanza es amistad inteligente con lo que nos hace disfrutar de la vida plenamente sin caer en excesos o en carencias.

Capítulo 9: Elecciones generales
Hay gente que le gusta criticar a la política, que es una vergüenza, una inmoralidad. Para lo único que sirve la ética es para intentar mejorarse a uno mismo, no para reprender elocuentemente al vecino, y lo único seguro que sabe es que el vecino, y cada cual es diferente. Existen gobernantes que no llegan al poder por elecciones democráticas, estos se creen con el derecho a mandar sin someterse a urnas, en cambio los políticos, procuran presentarse al público como gente corriente, con los mismos problemas de la gente en general. Entonces, ¿de dónde viene su notoria mala fama de los políticos? Para empezar ocupan lugares visibles y privilegiados en la sociedad, se notan más sus defectos por ser públicos, son conocidos y envidiados, incluso temidos, por otra parte suelen estar dispuestos a hacer más promesas de las que sabrían cumplir, sino exageran no los eligen.
La ética y la política tienen mucho que ver y se relacionan en cuanto a la finalidad, la ética es el arte de elegir lo que más nos conviene; como nadie vive aislado cualquiera que tenga la preocupación ética de vivir bien no puede desentenderse olímpicamente de la política. Sin embargo también existen diferencias, la ética se preocupa de lo que uno mismo hace con su libertad, mientras que la política intenta coordinar de manera más provechosa para el conjunto lo que muchos hacen con sus libertades. En la ética lo importante es querer bien, porque no se trata más que de lo que cada cual hace porque quiere. La política, en cambio, lo que cuentan son los resultados de las acciones, intentará presionar con los medios a su alcance para obtener ciertos resultados y evitar otros.
La ética no puede esperar a la política, el mundo no es políticamente invivible. Las personas aunque no vivan dirigidos por un orden político siempre querrán el bienestar de la sociedad. Ningún orden político es tan malo que en él ya nadie pueda ser ni medio bueno, por muy adversas que sean las circunstancias, la responsabilidad final de sus propios actos la tiene cada uno y los demás son coartadas. Por mucho mal que haya suelto, siempre habrá bien para quien quiera bien; y el mal siempre estará al alcance de quien lo quiera.
Desde un punto de vista ético, desde la perspectiva de lo que conviene para la vida buena, ¿Cuál sería la organización política preferible por cual hay que esforzarse por conseguir y defender?:
a) Partiendo de la libertad, sin la cual no hay vida buena que valga, el sistema político deseable tendrá que respetar al máximo las facetas públicas de la libertad humana. Ya que nuestro mayor bien es ser libres, por eso también el régimen político debe insistir en la responsabilidad social de las acciones y omisiones de cada uno.
b) El principio básico de la vida buena, tratar a las personas como personas, ser capaces de ponernos en el lugar de nuestros semejantes y de relativizar nuestros intereses para armonizarlos con los suyos. A esta virtud se le llama justicia, y no puede haber régimen político decente que no pretenda, por medio de leyes e instituciones, fomentar la justicia entre los miembros de la sociedad. A la condición que puede exigir cada ser humano de ser tratado como semejante a los demás, se le llama dignidad. Pues bien todo ser humano tiene dignidad, y no precio, es decir, no puede ser sustituido ni se le puede maltratar con el fin de beneficiar a otro. Es la dignidad humana lo que nos hace a todos semejantes justamente porque certifica que cada cual es único, no intercambiable y con los mismos derechos al reconocimiento social que cualquier otro.
c) La experiencia de la vida, nos revela la realidad del sufrimiento. Tomarse al otro en serio, poniéndose en su lugar, consiste no sólo en reconocer su dignidad de semejante, sino también en simpatizar con sus desdichas que le afligen, como pueden afligirnos a todos. Una comunidad política deseable tiene que garantizar dentro de lo posible, la asistencia comunitaria a los que sufren, y a los que no pueden ayudarse a sí mismos, pero es difícil lograr que no se haga a costa de la libertad y dignidad de la persona. Quien desee la vida buena para sí mismo, tiene que también desear que la comunidad política de los hombres se base en la libertad, la justicia y la asistencia.

Epílogo: Tendrás que pensártelo
¿Cómo vivir mejor?, cada uno debe comprender esta pregunta más a fondo, y la respuesta debe ser buscada personalmente, y eso por tres razones:
a) Porque el autor dice ser incompetente e improvisado.
b) Porque vivir no es una ciencia exacta, sino un arte, por eso lo que puede enseñarse le viene a quien tiene condiciones.
c) La buena vida no es algo general, sino que sólo existe a la medida; la sabiduría o el ejemplo de los demás pueden ayudarnos pero no sustituirnos.
La ética lo único que puede decirte es que busques y pienses por ti mismo, en libertad sin trampas responsablemente, nadie tiene derecho a decirte lo que debes hacer con tu vida, pero procura elegir siempre aquellas opciones que permiten luego mayor número de otras opciones posibles, elige lo que te abre a otros y no lo que te encierra.

Apéndice: Diez años después, ante el nuevo milenio
El autor expresa haber escrito este libro para adolescentes con dudas y deseos, que quieren disfrutar pero también ser justos, que no se avergüenzan de pensar y quieren saber cuales son los caminos de la aventura humana. Porque ser racional y solidariamente humano es la única aventura que merece la pena.
¿La cosas en el nuevo milenio con sus amenazas y esperanzas, irán a cambiar? Ni los siglos ni los milenios constituyen una medida adecuada para la vida real de la gente corriente. Las fechas no influyen para nada en lo que ocurre, al contrario, es lo que ocurre lo que hace destacarse la fecha que empleamos para situar históricamente el suceso extraordinario. El ser humano existe en tres registros, interrelacionados unos con otros, como persona individual, como sociedad y como especie; antes contaba mucho la sociedad, pero cada vez la persona individual fue tomando fuerza, lo cual obligó a transformar el tipo de sociedades en la que vivimos, haciéndolas más democráticas y abiertas para todos. Lo característico de nuestro siglo es tomar conciencia de que pertenecemos a una misma especie y que la humanidad en su conjunto debe intentar salvarse toda junta. Hablar de humanidad apunta a un proyecto común, a una forma de comprender lo humano desde una fraternidad básica, resumido: ser humano es no poder entenderse a uno mismo si te desentiendes del resto de tus semejantes, la humanidad del otro siempre compromete la mía.
Lo verdaderamente difícil es respetar a otros seres humanos concretos y aún más si son diferentes a mí, y cuando se presentan nos volvemos agresivos y peligrosos, pero cuando los llegamos a conocer nos damos cuenta de que si hay semejanzas. Comportarse hospitalariamente es ser realmente humano, el buen huésped procura no sólo ser fraterno con sus semejantes, sino también respetar el entorno del otro. De este modo la hospitalidad bien entendida nos procura que debemos preocuparnos del buen mantenimiento del planeta, aunque no vayamos a ningún lado.

Síntesis General
Lo que nos conviene le llamamos bueno y lo que no, le llamamos malo, para cada ser humano lo más conveniente es desear “vivir bien”, para esto se debe ser libre, que es lo que somos con el sólo hecho de optar o elegir ante situaciones, cada elección que ejecutamos está determinada por un motivo especifico, el cual esta ligado a nuestras preferencias individuales a la hora de decidir. Pero para optar adecuadamente, se debe tener conciencia de lo que se está eligiendo, hay que pensársela dos veces y no dejarse llevar por impulsos hacia cosas nuevas, se debe optar cuestionándose siempre si tal cosa es buena o mala para mí, pensando bien en las consecuencias de nuestros actos. La ética nos dice: “Haz lo que quieras”, refiriéndose a que cada uno de nosotros, personalmente debe elegir la mejor opción según nuestra afición. Dentro de la mejor decisión esta vivir la buena vida, viviendo siempre entre humanos, tratándonos como a personas, como iguales, sin levantar juicio, ganándonos a las otras personas, sintiéndonos acogidos, tomando responsabilidad de nuestros actos, poniéndonos en el lugar del otro, reconocerlo como semejante, tener en cuenta sus derechos, investigando la causa de un comportamiento mal visto, entregando y recibiendo respeto y amor; ya que el perjudicar al otro es perjudicarse a uno mismo, pues la vida es para vivirla con humanos sin ellos nuestra vida no sería vida. El que no sabe elegir la buena vida, es imbécil, no sigue lo que desea, se deja llevar por los otros ante decisiones, que para ser libre él debería tomar. Es difícil determinar cuando un ser humano es bueno o malo, para esto habría que tomar en cuenta la intención sobre un acto realizado; el que obra mal y tiene una mala conducta, antes de enjuiciar debemos tener en cuanta que también son humanos y que todos comentemos errores. Con todo esto se puede llegar a tener la vida buena que todos deseamos.


Análisis


Capítulo 1
Ya que lo bueno es lo que nos conviene, o sea saber vivir, debemos saber acertar a esto, optando por diversas situaciones, lo cual nos hace libre. Aunque existen diversas maneras de cómo se puede vivir bien, finalmente es cada uno quien elige lo que hacer con su vida, y si logras optar bien estarás satisfecho contigo mismo y podrás vivir la vida o “saber vivir bien”.
¡Sólo el hecho de optar, definir y elegir nos hace libres!, ser libres nos hace elegir nuestro camino a seguir, determinando según nuestra experiencia y capacidad el “mejor” de estos caminos, los cuales a pesar de que existen muchos, optamos por uno el que consideramos más conveniente.
La ética es parte de la cultura, entonces distintas culturas tienen diferentes percepciones de lo que es bueno o lo que es malo, por lo tanto para diferentes culturas y personas saber vivir bien es diferente, distinto y discutible, por lo tanto no debemos enjuiciar a otras personas por su manera de pensar, ya que estas están insertas dentro de una comunidad distinta a la nuestra. Aparte dentro de la misma cultura, lo que nos conviene no necesariamente es bueno para todos, es lo bueno para nosotros, ahí ya entraría la moral, la percepción de cada uno hacia lo bueno, por esto hay que pensar y ponerse en el lugar del otro para distinguir su percepción de su realidad de pensamiento de lo bueno y lo malo.

Capítulo 2
Cuando nos enfrentamos ante una elección, elegimos lo que se cree más conveniente, obviamente porque si eligiéramos algo malo, seria como autodestrucción hacia uno mismo, aunque existen ocasiones en que uno se ciega y, encuentra y busca lo que en realidad esta mal o no los conviene.
Somos rutinarios e intuitivos a la hora de realizar cosas diariamente, seguimos la rutina de cada día sin pensar mucho en lo que realmente hacemos. Cuando uno se pregunta por qué se ha hecho lo que se hizo, lo hacemos porque existe un motivo, hay 4 tipos de motivos: las órdenes, costumbres, caprichos y funciones. Cada motivo indistintamente te da una preferencia ante lo que podrías hacer y además de tener diferente peso o importancia, porque si fueran iguales en importancia actuaríamos sin motivo alguno, no existiría el motivo.
Con el capricho es con lo que uno se siente más libre, porque depende de cada uno la elección a tomar, porque son nuestros caprichos y no los de al lado.
Cuando nos dan órdenes debemos plantearnos hasta que punto somos capaces de obedecer, sin pasar a llevar nuestros valores, derechos, moral, etc., porque sino estaríamos sin libertad, sin plantearnos nuestro propio gusto o lo que queremos hacer.

Capítulo 3
La ética se ocupa de la libertad, el poder de decidir, pero se debe estar conciente de la elección y preferentemente preguntarse dos veces antes de realizar o decir algo, si es que no queremos equivocarnos, y luego darnos con una piedra en el pecho por no haber pensado en las consecuencias de nuestras elecciones apresuradas.
Una opción, no por ser una orden, costumbre o capricho, será siempre lo más adecuado para optar, se debe cuestionar si es malo para uno o no. Debemos optar cuestionándonos siempre si tal cosa es buena o mala para mí, pensando bien en las consecuencias de nuestros actos.
Es difícil definir cuando un hombre resulta bueno o malo, hay diversas opiniones en cuanto a esta controversia de ideas en la comunidad, sólo se podría determinar sabiendo la intención de cada ser humano, lo cual se hace difícil, por lo tanto la percepción de cada uno es subjetiva al pensamiento que otros podrían tener. A menos que le preguntáramos a cada persona su intención, pero igual tendríamos un posible sesgo, por responder alguna mentira. Por lo tanto se hace imposible medir este parámetro.

Capítulo 4
Ética tiene como consigna “Haz lo que quieras”, se refiere a plantearse y preguntarse a uno mismo, pero aunque no queramos ser libres, siempre lo seremos, por el solo hecho de decidir, por eso no se puede escapar de la libertad, muchas personas creen en que somos prisioneros del “sistema”, pero no saben reconocer que la verdad es que somos libres aunque no queramos.
Es importante priorizar una decisión, no dejarse llevar ante una situación nueva, ya que luego de esto puede haber un sentimiento de culpa, tratándose de explicar el por qué hizo lo que hizo, y no recordar que se actuó por instinto y entusiasmo ante la nueva experiencia.
Dentro de la mejor decisión esta el vivir la buena vida, aferrarse a los deseos mas profundos, siempre entre humanos, entregando y recibiendo respeto y amor, pues así seremos más dignos y felices de cómo vivimos.
El lenguaje es importante para nuestras vidas, lo aprendemos de otros seres humanos, y esta determinado por nuestra cultura, sin el seriamos nada, no existiría la comunicación, por es tan importante en la vida del ser humano.


Capítulo 5
Para algunas personas vivir bien es poseer cosas materiales, pero no saben que en realidad las cosas nos poseen a nosotros, por el hecho de necesitarlas, ser dependientes de ellas, pensar en ellas.
Debemos tratar a las personas como personas, si es que queremos que nos traten igual, el mundo en el que se puede vivir bien, sería en donde todas las personas se traten como iguales, respetándose unas a otras, indistintamente sin enjuiciar.
De qué va la vida y qué es lo que puede hacerla “buena” para nosotros los humanos, es por lo cual tenemos que ser capaces de tomar decisiones para llegar a la buena vida, tiene que hacerlo cada uno, nadie puede ser libre por uno y estar convencidos de que no podemos vivir de cualquier modo, sino que de un modo diferente, según lo que deseamos en el fondo que es “la buena vida”.

Capítulo 6
Como la única obligación para esta vida es no ser imbéciles, debemos tratar de no poseer esta característica, que la mayoría posee, se debe diferenciar de los otros, unificar el pensamiento y optar de la mejor forma nuestra opción a elegir. No seguir los modelos de imbécil, buscar lo que se debe hacer para la buena vida, sino nunca se conseguirá vivirla.
Debemos ganarnos al prójimo, a las otras personas, ya que siendo acogidos podremos vivir la buena vida.
Los egoístas son aquellos que pueden vivir la buena vida, ya que piensan en lo mejor para ellos. No como el imbécil que necesita imitar a otros para poder sobrelevantarse.

Al obrar mal, se tienen remordimientos, esto nos muestra la libertad, le damos la culpabilidad a nuestro mal actuar, a que no tuvimos mas remedio que hacerlo así. Se debe tomar responsabilidad ante nuestros actos cometidos, de modo que lo que llamamos remordimiento no es más que el descontento que sentimos con nosotros mismos cuando hemos empleado mal la libertad, es decir, cuando la hemos utilizado en contradicción con lo que de veras queremos como seres humanos. Si tenemos responsabilidad podremos acercarnos a la buena vida.

Capítulo 7
La vida es para vivirla con humanos, sin ellos nuestra vida no sería vida, debemos aprender a tratar con otros, para al final poder vivir “humanamente”, se debe poner en el lugar del prójimo, reconocerlo como semejante, tener en cuenta sus derechos, investigar su pensamiento e actitud. Porque si perjudico a mi vecino, cada uno se verá perjudicado.
Aunque existen personas que obran mal, debemos tener en cuanta que también son humanos, y cometen errores, que aunque estén equivocados debemos tratar con ellos, y si es posible orientarlos a la buena vida, y a obrar bien. Además hay que tener en cuenta la causa de su conducta, que tal vez carecen de algo que otros muchos poseen y que ellos no pueden obtener, por lo tanto los maneja la fuerza ante una posible falta de afecto, entre muchas otras posibles causas.
Ponerse en el lugar del otro es justicia, habilidad y el esfuerzo que debemos hacer cada uno, si queremos vivir bien, por entender lo que nuestros semejantes pueden esperar de nosotros, por el sólo hecho de que también es humano.


Capítulo 8
Muchas personas hablan que la inmoralidad está referido al ámbito sexual, pero no se debe de avergonzar por el deseo sexual, ya que es algo puramente humano, que nos permite disfrutar, no es que sea malo por el sólo hecho que se guste de hacer, ni que lo realicemos, más bien es una de las cosas que nos hace disfrutar de esta vida.
El placer en cierto modo exagerado, puede ser malo, por el hecho de que te va agotando, y cada vez lo disfrutas menos, haciendo querer vivir sólo por placer, y no dándose cuenta de las cosas que antes nos hacían disfrutar de la vida, lo que nos hacía alegres, porque la alegría es lo que nos lleva a vivir plenamente la vida, y los que se alejan de ella se irán por el camino contrario al deseo de vivir la buena vida.
La alegría es lo máximo para nuestras vidas, es la mayor gratificación que podríamos obtener, junto con el placer la vida se hace deseable y estupenda.

Capítulo 9
Los políticos a lo largo de la historia siempre han tenido mala fama, por muchas cosas, porque son públicos, envidiados, conocidos, porque prometen cosas que luego no cumplen, etc., pero las personas no ven el sentido de que sino se les prometen cosas no les interesará el votar por ellos. Por eso hay que darse cuenta que los pobres políticos no hacen otra cosa que dar lo que la gente les pide, o sino para la casa.
La ética y la política tienen una similitud, en que lo que nos conviene es vivir con seres humanos, y por lo tanto no se puede desentender de la política. Pero también existen diferencias, como en que la ética se quiere la libertad de uno, en cambio la política se desea libertad para todo.

El mundo no es invivible sin la política, ya que aunque haya mucho mal en las calles, siempre las personas con la ética querrán el bienestar para ellos y para su comunidad, sino sería un mundo lleno de malos actos y conductas. Pero aunque es posible vivir sin política, creo que necesitamos siempre de está para conseguir algo que nos maneje, que nos apoye, que nos haga sentir seguros en el país en el cual vivimos.


Comentario personal


El libro me pareció en general bueno, comprensible, y con un tema bastante interesante “la Ética”, además de educativo, de gran calidad en conocimientos. Tema interesante de cómo poder llegar a vivir la buena vida, lo que me pareció bastante claro en la idea que se quiso plantear.

Con que el autor haya escrito este libro como hablándole a su hijo (2da persona), me pareció fenomenal, distinto y novedoso, ya que por lo general los libros se escriben en 3ra persona.

Cuando el autor se refiere a cosas que al comienzo son difíciles de entender, los ejemplos te salvan, me parecen buenos en el momento justo favoreciendo la comprensión y el mejor entendimiento del lector. Luego que da el ejemplo, ya sea contando una historia o dando un simple acontecimiento o característica, se puede realzar lo que se está queriendo decir, adquiriendo de la mejor forma lo mencionado.

El libro me logro enseñar acerca de respuesta a preguntas que todos hemos tenido, y me dio a comprender a fondo, la esencia de la llamada Ética, logrando el objetivo muy fácilmente.
Conclusión


Este texto me ayudo a tener en cuenta de mejor forma la Ética, aportándome gran información e interés por ella. Es así como pude identificar y comprender los distintos puntos que el autor planteo para explicarla de la mejor forma posible. Llegando a comprender la Ética en su esencia. Logrando alcanzar el objetivo planteado al comienzo.

El otro objetivo, también se desarrollo en totalidad, ejecutando la síntesis y análisis requerido, por cada capítulo expuesto. Además de un comentario personal.

Con respecto a la síntesis y análisis de algunos capítulos, se repiten palabras, por una cuestión práctica y de buen entendimiento, para el que lee el informe.

Debemos tener claro que la ética no sólo nos compete a cada uno, sino que nos compete a todos en conjunto.

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